Existen ciertas pautas que ayudan a que el acto de hablar al público resulte más amable para todos. A la hora de presentar públicamente hemos de seguir tres pasos: presentarnos, dar agradecimientos a quien queramos dárselos, y comenzar a contar lo que queremos contar.
Lo primero es la comunicación no verbal: debemos dar al público una buena presencia mediante nuestras poses y gestos. Las posturas de superioridad e inferioridad están descartadas en el acto público, debemos mostrar una postura relajada y recorrer con los ojos las miradas del público, sin fijarnos en una única persona.
La dicción es la manera de hablar de una persona. Debemos tener una voz lo suficientemente alta como para que nos oigan todos, y no ir disminuyéndola a lo largo del discurso.
La organización del discurso: podemos contar con una chuleta que resuma en pocos puntos lo que queremos contar. Si nos tiembla la mano, podemos llevar el papel pegado a un cartón rígido y así disimularlo. Podemos apoyarnos en un Power Point, que tenga una diapositiva por cada minuto de discurso; las diapositivas con muy poco escrito, con nuestro nombre en cada una de ellas y sin transiciones.
Aunque nos pongamos nerviosos hablando en público y creamos que se nota mucho, la mayoría de las veces el público no lo nota.
Cuando salgamos a hablar en público, no pensemos que lo vamos a hacer perfecto, porque no estamos acostumbrados a ello, pensemos en que vamos a salir y vamos a ver si conseguimos decir aquello que queremos decir, con eso es suficiente en un principio.
Se citó también la técnica de Pomodoro, que consiste en pensar en la tarea que queremos realizar, trabajar en ella 25 minutos, descansar 5'(lo que forma un pomodoro), y cada cuatro pomodoros, tomar un descanso de unos 15-20 mins. De esta manera se consigue mayor efectividad en la tarea realizada.